jueves, 23 de abril de 2009 0 comentarios

Mi Vida Como Universitario (Parte 1)

9 y media de la mañana. Un sol infernal. Despejado. "Por la chucha", pienso, "se viene el apocalipsis". ¿Calentamiento global? ¡Las pelotas! Echándole la culpa del calor a algo que no existe. 40 grados de calor allá afuera. 50 grados acá en la sala. Un verdadero concurso de poleras mojadas y frentes chorreando sudor. ¿Y la ventilación? "Se cortó un cable", dijo el tío de las llaves, que en el fondo la lleva en todo esto. No vale la pena abrir las ventanas. No corre ni siquiera un soplido de viento.
Y la profe pasando el método de demostración por inducción. ¡Desubicada!
El agua escasea. La universidad parece pueblucho desierto de película apocalíptica gringa. Un verdadero desierto. Como si quedarse en la casa ayudara a capear el calor.
Calor + clases = Fome. Otra vez me voy.
"¡Temperatura récord!", vocifera el hueón del Felipe Camiroaga en el matinal de Chile. "Ideal para comerse un mem-bri-llo", dice el Lindorfo en el canal de al lado. Auto-hueveo. El mundo con calor se vuelve loco.
"Pague y después retire", reza el letrero pegado en el refrigerador plagado de bebidas. Mi salvación. "Una Coca Cola", le digo a la vendedora. Pago, retiro y me voy.
¿Qué hago ahora? ¿Subo? ¿A un cuarto piso, sin ascensor y con 50 grados de calor? ¡Ni cagando! A no ser que empiece a flotar como Carlitox. Estoy esperando que aparezca ese payaso ql por alguna parte (puede ser por estas rejillas que están al lado de las escaleras) y me diga "TODOS FLOTAN...¡Y TÚ TAMBIÉN FLOTARÁS!", pero nada. Emprendo mi rumbo haca las escaleras y subo al cuarto piso, con Coca Cola en mano.
Me siento en el piso y espero. A la profe o a alguno de los cabros para entrar. Ni ahí con los pendejos agrandados de primer año.
Me siento y leo el diario. ¿Nadie pronosticó esta hueá? "Santiago. Hoy: 8/27", dice La Hora. "9/26", dice el Publimetro. Puras mentiras. Con razón las hueás son gratis. ¿Y mañana qué va a decir la portada? "¡Nos sorprendió el calentamiento global!". Otra vez echándole la culpa al calentamiento global...
 
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