domingo, 29 de mayo de 2011 0 comentarios

Crisis Existencial


He visto a mucha gente gozar de un éxito rotundo cuando hasta hace unos meses, ese éxito era totalmente impensado. Gente bordeando el fracaso y que hoy se convirtieron en unos ganadores. He visto a gente que tiene miles y miles de razones para ser feliz y que a uno, por cosas del destino, ese éxito se le ha negado miles y miles de veces.
Uno ve esas caras felices. Esas ganas de celebrar, ese sentimiento de gloria, de haber tocado el cielo y de saber que quizás aún no has tocado techo. Uno ve esas cosas, día a día y uno se da cuenta que esa gente se esfuerza. Quizás cuántas cosas han sacrificado. Cuántas juntas familiares, cuántos carretes, cuánto alcohol han dejado en el olvido sólo por conseguir el éxito. Sacrificios que a la larga tienen sus frutos.
Veo esas cosas y, sinceramente, siento envidia. Envidia de ese éxito, de esas alegrías que una nota te puede dar.
Pero a la larga pienso y no debería sentir envidia, por el simple hecho de que quizás soy yo el que está haciendo mal las cosas. Soy yo el que toma las malas decisiones. Soy yo el que falta a una clase por flojera o, simplemente, porque el ambiente que hay en la sala no me permite pensar en el éxito.
Quizás me he esforzado mucho. Quizás he hecho miles de sacrificios. Pero puede que no sean los necesarios. Quizás estudie 2, 3, 4...hasta 7 horas seguidas, pero quizás eso no baste.
Llevo cuatro años en la universidad. Cuatro años en los que, honestamente, me las he tirado como he querido. No puedo creer que llevando cuatro años aún no asimile que esta hueá no es el colegio y que no me sirve leer la materia o hacer ejercicios el día anterior.
Capaz la gente piense que aún no maduré y no me doy cuenta de eso, pero si lo estoy diciendo acá, es por algo.
Pero más me sorprende de mí mismo que no esté haciendo nada para revertir esas cosas. Aún sigo perdiendo el tiempo en el PC o jugando a la pelota o haciendo hora en la biblioteca haciendo nada.
Este año me había prometido cambiar. Al principio iba todo bien, pero ahora he visto unas cuantas notas y unas cuantas caras de felicidad por otros lados que me hacen sentir un mediocre, porque no he dado el 1000% que debería dar.
Capaz después de escribir esto siga en el PC dando jugo. Capaz mañana vuelva a salir temprano sólo porque no quiero ir a la ayudantía de turno. Capaz mañana me vuelva a colar a otra clase para no ir a la mía...

...O capaz me di cuenta muy tarde de todo lo que está pasando...

...Pero del fracaso al éxito, hay un camino que recorrer. Y si hay que sacrificar mil hueás sólo para saber qué se siente ser exitoso, bienvenido sea.
 
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