Casi estamos a fin de año. Un año de altos y de bajos. ¿Cuántas lecciones me dí el lujo de aprender? Muchas. Demasiadas. Fue un año raro, en el que me dí cuenta que no todo era tan fácil como parecía. Como que de un momento a otro se me abrieron los ojos y no los pude volver a cerrar. Vi el mundo en todo su "esplendor". Como si el mundo tuviera tejado de vidrio y me estuviera mostrando tal cual es.
¿Tan difícil es vivir en un mundo como este? Pero una pregunta mejor: ¿tan difícil fue acostumbrarme a otro ritmo de vida?
Ya las cosas no eran iguales al pasado. Eso ya es obvio. Pero el cambio drástico entre un ritmo de vida y otro fue, por decirlo de una manera, espeluznante.
Pero en fin. Me han quedado varias lecciones. Lecciones de vida. Que no todo es como parece. Que hay que luchar más de lo que pensaba para lograr objetivos que al principio parecen simples, pero que al pasar el camino noté que no eran tan simples.
Lecciones de amor. Que si quiero que todo con mi novia resulte tengo que poner todo de mí y no ser tan cómodo. Por lo menos ya he ido cambiando de a poco. Y también de a poco voy demostrando que 2 años y 2 meses no han pasado en vano.
Lecciones de amistad. Me dí cuenta de quienes son las personas en las que debo confiar. Noté de que hay pequeños detalles que me hicieron ver que la verdadera amistad estaba donde menos pensé en encontrarla. Detalles con los cuales noté que con una simple junta puedo saber que hay gente en la que de verdad puedo confiar.
Son muchas lecciones. Son muchas cosas que me quedan como reflejo de qué es lo que debo seguir haciendo, o mejorar, y qué es lo que debo dejar de hacer.
Adiós 2008. Fuiste raro, pero te agradezco que hayas aparecido, porque me hiciste aprender muchas cosas. Que venga el 2009.
Parece que ese momento por fin llegó. Parece que ahora llegó el momento de sentar cabeza y madurar de una buena vez.
Y lo que antes se veía como una pesadilla, hoy se ve con la mayor calma del mundo.
Porque según tú es un regalo.
Y parece que yo me estoy creyendo el cuento de que en realidad es un regalo.
¿No crees?
Y lo que antes se veía como una pesadilla, hoy se ve con la mayor calma del mundo.
Porque según tú es un regalo.
Y parece que yo me estoy creyendo el cuento de que en realidad es un regalo.
¿No crees?
¿Qué te pasa, Sebastián? ¿Acaso quieres que todo lo que cultivaste por 2 años se vaya a la mierda de un momento a otro? ¿Acaso quieres que por tus estúpidas mañas, tu novia se termine por chorear y te mande a la cresta? No sigas así, Sebastián.
¿Cuántas veces has querido cambiar? Muchas, ¿verdad? ¿Y cuántas veces cambiaste de verdad? Unas pocas. Contadas con los dedos de una mano, supongo.
¿Por qué no cambias por tu novia, Sebastián? ¿Acaso no te das cuenta que ella ha cambiado mil actitudes sólo para estar contigo, y tú no haces nada? No puedes ser así, Sebastián. Avíspate. Esta es la persona más hermosa que has conocido y no puedes perderla por tus estúpidas mañas.
Deja que se divierta. Deja que sea como ella es. No la juzgues. No le digas qué es lo que tiene que hacer. Sólo consiéntela. Sólo debes estar al lado suyo y ella será feliz. ¿No te das cuenta de eso? ¿O tampoco te das cuenta de que ella es feliz con sólo estar al lado tuyo?
No seas estúpido.
Y no llores. Porque las lágrimas son sólo una muestra de que lo que por ahora te quiere ganar te está ganando. No debes perder. Debes levantar esa frente y seguir adelante.
No la cagues, Sebastián. Mira que yo, conociéndote, en tus 18 años de vida nunca habías encontrado a alguien con esa capacidad de amar y de hacerte feliz, como lo hace ella. No la desperdicies, porque si la desperdicias, puede que tu vida caiga en un pozo bastante profundo y quizás no haya salida.
No seas tonto. Sé feliz y cumple todos los sueños que quisiste cumplir con ella. Ella es la indicada. Te lo aseguro.
Y tienes que creerme. Después de todo, soy tu conciencia.
¿Cuántas veces has querido cambiar? Muchas, ¿verdad? ¿Y cuántas veces cambiaste de verdad? Unas pocas. Contadas con los dedos de una mano, supongo.
¿Por qué no cambias por tu novia, Sebastián? ¿Acaso no te das cuenta que ella ha cambiado mil actitudes sólo para estar contigo, y tú no haces nada? No puedes ser así, Sebastián. Avíspate. Esta es la persona más hermosa que has conocido y no puedes perderla por tus estúpidas mañas.
Deja que se divierta. Deja que sea como ella es. No la juzgues. No le digas qué es lo que tiene que hacer. Sólo consiéntela. Sólo debes estar al lado suyo y ella será feliz. ¿No te das cuenta de eso? ¿O tampoco te das cuenta de que ella es feliz con sólo estar al lado tuyo?
No seas estúpido.
Y no llores. Porque las lágrimas son sólo una muestra de que lo que por ahora te quiere ganar te está ganando. No debes perder. Debes levantar esa frente y seguir adelante.
No la cagues, Sebastián. Mira que yo, conociéndote, en tus 18 años de vida nunca habías encontrado a alguien con esa capacidad de amar y de hacerte feliz, como lo hace ella. No la desperdicies, porque si la desperdicias, puede que tu vida caiga en un pozo bastante profundo y quizás no haya salida.
No seas tonto. Sé feliz y cumple todos los sueños que quisiste cumplir con ella. Ella es la indicada. Te lo aseguro.
Y tienes que creerme. Después de todo, soy tu conciencia.
2 años. ¿Quién lo diría? Ni siquiera el hincha más acérrimo de nuestro amor lo hubiera pensado. Y aquí estamos. Podría decirse que todavía estamos sin ningún problema por delante. Todo lo malo que ha pasado lo hemos dejado atrás. Y seguimos felices, que es lo que importa.
No quiero ahondar en el cliché de recordar todo lo que ha pasado, porque yo creo que más de alguno que haya leído este blog leyó todo lo que hemos vivido, además de que nosotros más que nadie sabemos por todo lo que hemos pasado.
Pero en resumidas cuentas hemos pasado por un montón de cosas. Penas y alegrías. Más alegrías que penas. Como debe ser. Pero todavía me duelen algunas heridas que no sanan (el no haberte acompañado cuando murió tu abuelo aún me pesa). Pero aparte de todo eso, me gusta recordar los lindos momentos: la primera vez que nos vimos (aún recuerdo tus brazos temblorosos), nuestro primer beso, nuestra primera vez, nuestras primeras reuniones con las familias de cada uno, cada vez que nos acompañamos en momentos difíciles, etc., etc., etc.
Me ha costado asimilar que una persona tan hermosa como tú haya llegado a mi vida. Una vida que hasta hace algún tiempo no valía nada, ahora lo vale todo. Porque ahora tengo una razón de vivir que eres tú. Ahora tú tienes una razón de vivir que soy yo. Y si no estamos el uno para el otro, simplemente no somos nadie. Por eso somos lo que somos. Somos uno.
Lo único que me queda, después de haber lanzado esta sarta de ideas sin conexión entre sí, es darte las gracias. Gracias por ser como eres. Gracias por haberte aparecido en mi vida. Gracias por aceptarme con todas mis virtudes y todos mis defectos. Gracias por dejarme entrar en tu vida. Y por sobre todas las cosas, gracias por amarme tanto.
Te amo.
PD: ¿Me habrá quedado bonito? Porque ni siquiera sé que escribí.
No quiero ahondar en el cliché de recordar todo lo que ha pasado, porque yo creo que más de alguno que haya leído este blog leyó todo lo que hemos vivido, además de que nosotros más que nadie sabemos por todo lo que hemos pasado.
Pero en resumidas cuentas hemos pasado por un montón de cosas. Penas y alegrías. Más alegrías que penas. Como debe ser. Pero todavía me duelen algunas heridas que no sanan (el no haberte acompañado cuando murió tu abuelo aún me pesa). Pero aparte de todo eso, me gusta recordar los lindos momentos: la primera vez que nos vimos (aún recuerdo tus brazos temblorosos), nuestro primer beso, nuestra primera vez, nuestras primeras reuniones con las familias de cada uno, cada vez que nos acompañamos en momentos difíciles, etc., etc., etc.
Me ha costado asimilar que una persona tan hermosa como tú haya llegado a mi vida. Una vida que hasta hace algún tiempo no valía nada, ahora lo vale todo. Porque ahora tengo una razón de vivir que eres tú. Ahora tú tienes una razón de vivir que soy yo. Y si no estamos el uno para el otro, simplemente no somos nadie. Por eso somos lo que somos. Somos uno.
Lo único que me queda, después de haber lanzado esta sarta de ideas sin conexión entre sí, es darte las gracias. Gracias por ser como eres. Gracias por haberte aparecido en mi vida. Gracias por aceptarme con todas mis virtudes y todos mis defectos. Gracias por dejarme entrar en tu vida. Y por sobre todas las cosas, gracias por amarme tanto.
Te amo.
PD: ¿Me habrá quedado bonito? Porque ni siquiera sé que escribí.
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